Las recreativas inspiradas en películas no fueron muy habituales, la verdad. Pero de entre todas, esta brilló con luz propia. Willow adapta fielmente cada una de las escenas de la película (incluso las que fueron eliminadas en la versión del cine) creando un juego magnífico, con una ambientación, gráficos y música que atrapaban en cuanto ponías la mirada en su pantalla. La caracterización de los personajes inspiró otros juegos como Elf, para ordenadores, y aportó fases míticas como la del carro, que ha sido imitado muchas veces en otros juegos. Además,incorporaba tiendas para mejorar el equipo, la vida y la fuerza, lo cuál era imprescindible, ya que estamos ante un juego muy difícil a partir de cierto momento.
Los monstruos finales eran enormes, inspirados en los monstruos de la película, y había hasta pequeños secretos, como desbloquear uno de los pequeños duendes de la película para que te ayudara a combatir a los enemigos, disparando repetidas veces en un punto concreto de la pantalla (algo sin duda inspirado en Ghosts and Goblins). Además, el juego alterna misiones con Madmartigan y Willow, lo que aportaba algo fresco al género.
Un juego largo, desafiante y al nivel de los juegos de plataformas que tanto nos gustó jugar en las consolas de 16 bits.
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